Aunque Goethe sea considerado un ecléctico de nacimiento, subordina siempre a la idea primaria del arte y de la belleza toda su educación intelectual. Temeroso del ascendiente que pudiera ejercer sobre él el amor de las mujeres o el consejo de los amigos, sacrifica ambos afectos a su personalidad y los abandona. Esto se cuenta muy detalladamente en la biografía de Goethe que abre el libro y la cual se la debemos no al propio autor del mismo, sino a U. González Serrano. Entre las grandes aptitudes de su múltiple genio, Goethe poseyó en alto grado la de pintor admirable de tipos femeninos. Los estudios que aquí se incluyen, junto a los dibujos de Kaulbach, más que comentarios son ligeros esbozos a pluma, tratando de meterse de lleno en cada figura femenina creada por el ingenio del escritor teutón.