Muertos y heridos (1873-1874) es una sorprendente descripción de la tercera guerra carlista. Tanto por el punto de vista desde el que se escribió, como por haberse publicado en el transcurso de la guerra. El relato de cómo los vecinos se mataban y se protegían entre sí, todo al mismo tiempo, sin saber muy bien por qué. Su autor, Nicasio Landa (1830-1891), médico militar pamplonés, participante en la fundación de la Cruz Roja Internacional y promotor de la Cruz Roja en Navarra y en España, fue quien en 1863 propuso en Ginebra que los compromisos internacionales incluyesen la inmunidad para los soldados heridos, sin cejar en su empeño por defender después, avant la lettre, que el derecho de guerra humanitario se extendiese a los conflictos civiles armados. Al plato fuerte de esta antología de textos olvidados de Nicasio Landa le acompañan otros no menos sorprendentes que van desde el sutil prólogo de la primera edición española de las Historias extraordinarias de Edgar Allan Poe (1858), hasta su defensa en el Instituto de Derecho Internacional de Gante (Bélgica) de una Convención Sanitaria Internacional para el comercio exterior (1888), pasando por su cuestionamiento del origen de las epidemias (1864) o la versión original (inédita desde 1870) de Una visión en la niebla: los guerreros euskaldunacs, entre otros. Una variedad de textos que, junto al estudio introductorio de Guillermo Sánchez y Jon Arrizabalaga, nos presentan un Nicasio Landa desconocido: cientificista, católico, liberal, cosmopolita y apegado a su tierra, humanitario y euskaltzale.