«¿A quién le importa que yo esté gorda? Se trata de mi cuerpo y sé muy bien lo que hago con él... El problema no afecta a nadie excepto a mí misma. Así pues, si partimos de la base de que tú, como yo, eres un ser humano que disfruta de buena salud, ¿por qué se empeñan todos, desde el vecino hasta el editor de Cosmopolitan, en conseguir que adelgacemos?» Con estas preguntas y muchas más, Wendy Shanker nos invita a reflexionar sobre un tema que ocupa y preocupa a miles de personas. De los siete pecados capitales, hoy por hoy la gula parece el más nefasto, y disfrutar de la comida sin preocuparnos por esas curvas peligrosas que asoman por la cintura y las caderas nos coloca en mal lugar para casi cualquier cosa, desde las relaciones sociales hasta las aventuras eróticas. Quien firma estas páginas es una mujer con unos cuantos kilos de más en su haber, pero es también una señora inteligente y con gran sentido del humor, que tras haber intentado adelgazar de mil maneras, acabó convenciéndose de que podía seguir viviendo e incluso permitirse el lujo de ser feliz aun llevando una talla XL. Su libro cuenta las aventuras de Wendy en gimnasios e institutos de belleza, nos muestra su asombro ante dietas extravagantes, nos divierte con sus incursiones por las tiendas de ropa, pero Mucha talla no se queda en una simple queja: Shanker proporciona datos jugosos sobre las empresas que están detrás del mito de la mujer delgada, y el humor le sirve para trazar una lúcida radiografía de la sociedad que nos ha tocado en suerte.