En el marco formal de una estructura dialéctica, que arranca en la España de la Transición y llega hasta nuestros días, la novela se abre y se cierra en un diálogo a una sola voz no un monólogo, mucho menos un soliloquio: ¿una confesión? La culpa, como tema central de la novela, será la consecuencia inesperada de un enamoramiento de juventud que desencadenará en una serie de acontecimientos en los que la protagonista se verá atrapada.