El régimen de brutal violencia que asola México parece haberse consolidado más allá de erupciones puntuales, más o menos mediatizadas. Tras una década de «guerra contra el narco», hablar de «fracaso» resulta vano y cobija además el trampantojo de la inevitable inferioridad de la política frente al poder del mercado. Pero ¿acaso están separados? La política —la guerra— crea y reestructura mercados. La guerra contra el narco y los mercados de drogas ilegales se presentan como hermanos siameses; las drogas ilegales y la guerra contra ellas componen el eje de un mismo sistema, de una misma economía, de una forma social no solo pavorosa sino estable. Este libro, entre la crónica y el ensayo, rinde también homenaje a los y las periodistas mexicanos que informan sobre ello cada día.