En este libro se plantea una investigación sumamente novedosa, basada en una minuciosa investigación empírica, sobre un asunto que ha adquirido gran relevancia en los últimos años: los trastornos alimentarios y sus condicionantes sociales y culturales. Desde una sofisticada perspectiva sociológica, se presta especial atención a las relaciones de género, a las diversas culturas de clase y a la relación que la sociedad mantiene con el medio terapéutico. A lo largo de sus páginas se explora qué se considera "trastorno alimentario", tanto por parte de los especialistas, como de las afectadas y de sus allegados. Además, se reconstruye la cultura de la alimentación de un grupo significativo de personas afectadas y de sus entornos familiares con el fin de analizar qué razones sociales hacen que se comience a restringir la ingesta de alimentos y por qué, como consecuencia de ello, se genera un conflicto con aquellos con los que se comparte la vida cotidiana. Por último, el libro se pregunta qué prácticas sociales -entre ellas, aunque no sólo, las terapéuticas- permiten superar los trastornos alimentarios y defenderse de las presiones corporales que emanan de los mercados de competencia corporal. El libro -y de ahí su título- plantea cuestiones importantes sobre los problemas filosóficos de ética y política del cuerpo, apoyándose en autores como Maurice Merleau-Ponty, Michel Foucault, Erving Goffman y Pierre Bourdieu.