El museo ha desbordado en la sociedad contemporánea su función de espacio de conservación de bienes artísticos para afianzarse como agente vertebrador de la cultura viva e incluso como entidad que se presta a servir como materia prima de la propia creación artística. El coleccionismo, por otro lado, aún siendo un atributo característicamente asociado al museo, como administrador ideal de colecciones, se impone en las circunstancias de la cultura moderna y actual como dinámica privilegiada de interpretación de la realidad para el arte y de interpretación de lo artístico en la realidad. Estos fenómenos tan singularmente característicos de la civilización contemporánea son, en base a un amplio elenco de ejemplos, objeto de reflexión del valioso conjunto de ensayos aquí publicados.