La llegada del cristianismo al Estado Rus de Kiev, a finales del siglo X, tuvo un enorme impacto en el desarrollo de la civilización rusa. A pesar del abandono de las deidades primitivas, tanto las prácticas y creencias paganas como las cristianas continuaron coexistiendo durante siglos, cristalizando en un sistema llamado «fe dual». Estas flexibles tradiciones y creencias míticas incluían la veneración de la tierra, el agua, el aire y el fuego; la existencia de demonios y espíritus del mundo natural; el culto a los muertos y la brujería. A partir de una gran variedad de fuentes, que incluyen formas de narrativa anecdóticas, leyendas religiosas, canciones épicas, lamentos fúnebres y cuentos populares, la autora ilustra la evolución de los temas principales y sitúa los mitos rusos en el contexto de la mitología universal.