Este contemporáneo de Malinowski ha pasado a la historia como un etnólogo tan poco ortodoxo como original y sugestivo. Acaso -y no sin razón- estudiosos habrá que le considerarán maldito: es innegable que hay en él un lúcido escepticismo frente a las ideas recibidas. Pero, ¿es ilícito plantearse problemas sobre el origen y desarrollo de las instituciones humanas? ¿Pierden interés las cuestiones de reconstrucción histórica por el mero hecho de que una etnología groseramente positivista haya abjurado de ellas? Sin duda sigue siendo legítimo abordar tales temas -una vez reconocida su importancia- por la vía de la conjetura si no es viable hacerlo sobre bases documentales. Esta búsqueda de los orígenes y de los desarrollos en el pasado devolverá tal vez el sentido de la realidad a quienes empiezan a alejarse de la etnología desilusionados por la vaciedad formal del estructuralismo o aburridos por la pesadez del funcionalismo más reciente. Entre los raros méritos de este libro figura el de ofrecer a los estudiosos atraídos por los temas de antropologla social una serie de cuestiones elaboradas por una mente desconcertante y plasmadas con sencillez y belleza.Arthur Maurice Hocart nació en Bruselas (1883). Realizó junto con Rivers investigaciones etnográficas en las islas Salomón; dirigió una escuela en Fidji y enseñó durante algún tiempo en Oxford. En 1934 fue elegido para regentar la cátedra de Sociología en la Universidad de El Cairo. Murió en esta ciudad (1939).