Estamos en 1937. Dentro de España, los distintos bandos políticos luchan por hacerse con el poder y la población civil sufre, participa y observa el desarrollo de la guerra. En estos años tan revueltos, se crea el Consejo Nacional de la Infancia Evacuada con el objetivo de organizar el avituallamiento, alojamiento y transporte de los refugiados hacia Inglaterra, Francia, Bélgica, México y la Unión Soviética. Parte de ese colectivo estaba formado por 2.895 personas evacuadas desde Asturias, País Vasco y Cantabria que viajaban con destino a la Unión Soviética. La separación temporal de su familia y de su país se alargó a diferencia de otras expediciones más de treinta años. Algunos de los niños españoles evacuados regresaron a España en 1956-1957 y otros aún permanecen en Moscú y en las ex repúblicas soviéticas. Esta obra hace un recorrido euclidiano por la memoria social y las formas que adopta el recuerdo de la Casa de Niños Españoles. Asimismo se analiza cómo los agentes sociales ponen en juego los discursos en torno a la identidad y los principios subjetivos y valorativos sobre la educación recibida en la URSS. Las condiciones de producción de estos discursos contribuyen a explicar las proyecciones del presente sobre un pasado fosilizado en imágenes de la infancia feliz. La brevedad de aquellos años y los acontecimientos posteriores magnifican aquel oasis de felicidad que los discursos autobiográficos se empeñan en dilatar y recrear. Junto a estas autobiografías, un conjunto de cartas y redacciones escritas desde la Unión Soviética completan las imágenes del pasado, que sirven, desde una perspectiva antropológica y sociohistoriográfica, para contrastar y dar cuenta de la riqueza semántica contenida en los discursos autobiográficos de los niños españoles.