Los términos 'minimalismo' y 'color' pueden parecer contrapuestos teniendo en cuenta el concepto de simplicidad que defiende la corriente minimalista. No obstante, la evolución del diseño, sobre todo durante los últimos años, ha demostrado que además del blanco y del negro pueden utilizarse muchos más colores sin que el espacio o el objeto diseñado pierda la esencia de pureza y sencillez. La elección de los colores y de sus múltiples combinaciones e incluso el uso de ciertos matices de un mismo color se convierten en un factor fundamental a la hora de plasmar la intencionalidad creativa en cualquier diseño. La aplicación de los diferentes tonos no conlleva de manera intrínseca una ruptura con el minimalismo, ya que la percepción global de un diseño depende de muchos otros factores, como la forma o la disposición de los elementos. Este libro muestra, en definitiva, cómo ambos conceptos pueden coexistir e incluso complementarse.