Nuestros ancestros, los mesopotámicos, inventaron la escritura y gracias a ella pudieron mirar el mundo que los rodeaba de una manera diferente, y al tiempo construyeron una nueva forma de pensar, de analizar, de ordenar como jamás le hubiera permitido la tradición oral. En la búsqueda de la razón última de ser de este universo y del último sentido de nuestra existencia humana, edificaron toda una suntuosa y sabia mitología que anunciaba ya entonces aquella con la que Israel construirá su " teología " , que sigue siendo la nuestra. Jean Bottéro pretende en este libro acercarse al límite mismo de la Historia (que comienza, en efecto, en el país de Sumer, donde nació la escritura) y, con el enorme tesoro que suponen las tablas cuneiformes, descubrir otros balbuceos más arcaicos de nuestra propia filosofía.