La belleza de la Infanta, su encanto personal, su exquisita cultura y hasta su inteligente apreciación de tantos personajes de la política y de la cultura de su tiempo, la concitaron la admiración y el respeto de muchos de sus contemporáneos. Sin duda, suscitó no sólo la admiración sino también el amor de algunos hombres famosos de su época. Vivió una vida larga, azarosa y difícil y fue casi una leyenda viva de todo cuanto aquí se menciona.