"Chicho Gordillo es una especie de billete de quinientos euros que le cae bien a todo el mundo y que solo te ponen pegas cuando vas a cambiarlo. Claro que, ¿por quién se podría cambiar a Chicho Gordillo, quién tenía esa clase, quién imitaba, vestía o se movía como él? Chicho abonaba el «terreno» salas de fiesta, cabarets, teatros, convenciones y todo aquel lugar donde actuaba para que el resto de los que seguíamos sus pasos pudiéramos actuar allí donde él dejaba las puertas abiertas."