Este libro reúne estudios sobre los cambios que sufren las obras a lo largo del tiempo. No tanto en una vertiente estricta y exclusivamente material cuanto patrimonial; es decir, ahonda en las actitudes humanas que justifican tanto los cambios físicos en las obras como la de los afectos hacia ellas. Las obras de arte no son meros reflejos de un momento y un lugar, sino intencionados resultados de un proceso que abarca el ambiente en el que se crean, pero también de todos aquellos que se suceden a lo largo de su historia en favor de su preservación, así como de los modos de comunicación y transmisión, en uno de cuyos extremos de una amplia escala situaríamos la destrucción. Todo lo cual conforma una reflexión sobre una práctica que llega hasta nuestros días, y que supone una inquietud académica y científica consciente y creciente.