La crisis económica que se desató a nivel global a raíz de la quiebra de Lehman Brothers a finales de 2007 ha incidido de manera particular en el sector bancario, que enseguida acusó un déficit de recursos propios suficientes para poder desenvolver su negocio con solvencia y garantías frente a sus clientes, hasta el punto de que, en el ámbito de la Unión Europea, las autoridades supervisoras recomendaron a las entidades comunitarias recapitalizarse o reestructurarse. En ese proceso, entidades relevantes del sector bancario comercializaron activos financieros de funcionamiento complejo (participaciones preferentes, obligaciones subordinadas, bonos convertibles en acciones, cuotas participativas, etc) que han supuesto cuantiosas pérdidas para los clientes que los adquirieron. Por su parte, el proceso de reestructuración del sector bancario en España se ha cobrado numerosas víctimas entre quienes suscribieron acciones en la OPS de Bankia o compraron posteriormente acciones de esta entidad en Bolsa. Coincidiendo con esto, las entidades financieras han comercializado préstamos hipotecarios en unas condiciones que han generado también elevadas pérdidas, como préstamos hipotecarios referenciados en divisas (yenes, francos suizos), o el caso de las permutas de interés (swaps), ofrecidas a los clientes como instrumento de cobertura de tales préstamos. La caída de los tipos de interés también ha llevado a las entidades financieras a comercializar productos con un elevado nivel de riesgo y sin la garantía propia de los depósitos bancarios, como depósitos estructurados o seguros de vida unit-linked. El Memento Experto Contratos Bancarios ofrece una recopilación y sistematización de la jurisprudencia, fundamentalmente del Tribunal Supremo, recaída a propósito de todos estos productos bancarios que tanto revuelo social y mediático han causado recientemente. La nota común es su declaración judicial de nulidad por haber sido comercializados por las entidades financieras sin la debida información sobre su naturaleza y riesgos, especialmente tras la entrada en vigor de la conocida como normativa MiFID. Todo ello con las ventajas de la sistemática Memento: garantía rigor y facilidad de consulta.