Para entender la relación tan íntima y las conexiones, históricamente demostradas, del ser humano con la Luna, hemos de pasar por algunas vinculaciones o nexos místicos y antropológicos, que nos han llevado a conocernos y entendernos mucho mejor, entre nosotros y a nosotros mismos. Nuestros antepasados tenían una sabiduría de la que nosotros carecemos, pero nos dejaron las claves para que podamos recuperar ese saber que se nos prohibió a lo largo de miles de años dedicados al progreso, a la civilización y a separar nuestra mitad consciente, lógica y programada de nuestra otra mitad creativa, natural, instintiva y libre.