Este libro nos ayuda a saber lo que vivimos. Contiene algunas plegarias y sugerencias para orientarnos en las tareas del pensamiento. La vida de la filosofía es su preocupación. Aunque escrito hace casi dos lustros, llega esta nueva edición, corregida y aumentada con un nuevo prólogo, para confirmar el espíritu orteguiano que animó su primera publicación: "Vida es, a la vez, fatalidad y libertad, es ser libre dentro de una fatalidad dada". Entre la literatura y la filosofía, en los pliegues de un saber transgresor y desenfrenado, estas Meditaciones miran hacia una plaza pública, cruce y desembocadura de múltiples caminos, que es el pensamiento de lengua española liberado, casi siempre, de las ataduras tradicionalistas de la "filosofía". Aparecen aquí unas guías, presentadas en forma de confesiones y brevísimos tratados de carácter académico, para gozar de una tradición matinal que repiensa "el sentido hispánico de la vida". El resultado de esa mirada está lleno de contrastes. El más oscuro muestra al hispanoamericano como un ser atribulado a la hora de asumir su destino, o peor, lucha contra su propia vocación o designio; pero, por fortuna, sobrevive porque no consigue vencerlo. Niega su origen e identidad, su mestizaje racial y cultural, sin saber que es eso, precisamente, lo que le insufla vida. El hispanoamericano lleva siglos tomando veneno, suicidándose, pero el antídoto, la cultura hispánica, que su propio cuerpo genera, le mantiene erguido. Alerta. El sentido hispánico de la vida, imposible de entender sin Occidente, es la circunstancia que trata de salvar este libro transitando los caminos creados por Alfonso Reyes y José Ortega y Gasset, José Gaos y Octavio Paz, Mario Vargas-Llosa y Miguel Delibes, Sor Juana Inés de la Cruz y María Zambrano, Marcelino Menéndez Pelayo y Benito Pérez Galdós, José Lezama Lima y Carlos Fuentes, Velázquez y Gironella, Luis Buñuel y José Luis Garci, García Bacca y Gabriel Zaid, Nietzsche y Borges, Santayana y Goya.