Me casé con un periodista tiene como protagonistas principales a dos periodistas residentes en Cádiz que se divorcian: Nathan Zubiría y Patricia Muñoz. Los dos se turnan para narrar (en primera persona) su vida y sus ocurrencias tras la separación, en un periodo que incluye desde el 22 de noviembre de 2012 a finales de julio de 2013. No obstante, la novela arranca con un breve capítulo, El gol, que se sitúa antes: el 11 de julio de 2010, la única vez que Patricia “había sido feliz en los últimos años”, el día que España ganó el Mundial, y no porque fuera aficionada al fútbol, ni mucho menos. El segundo capítulo, Tormenta perfecta, narra el día más triste en la vida de Nathan Zubiría. El 22 de noviembre de 2012, con 52 años recién cumplidos, le fue notificado el despido después de casi 30 años trabajando como periodista. Al llegar a casa, encuentra una nota en la que su esposa, Patricia Muñoz, de 45 años, le manifiesta su intención de divorciarse, aprovechando que “el momento es tan malo que me parece el mejor para que iniciemos una nueva vida”. Han pasado 25 años y dos meses desde que se casaron. A partir del divorcio, los caminos de ambos periodistas se bifurcan y se apartan inexorablemente, lo que no evitará que en algún momento coincidan. Nathan Zubiría es un admirador empedernido de Philip Roth y del álter ego del gran escritor norteamericano, también llamado Nathan (Zuckerman), Así decide emprender un alocado viaje a Nueva York y Connecticut en busca de Philip Roth, con peripecias diversas. Cuando regresa a Cádiz, su vida sigue por otros derroteros. Intentará consolarse con mujeres más jóvenes, como su empleada de hogar, conocida como la Sheila, y su pandilla de amigas góticas de una barriada gaditana, o con la yogini Devi Sita, una profesora de yoga a la que conoce en las Páginas Amarillas. La vida de Nathan, que es “confusa y obtusa”, cambiará a partir de su participación en el congreso fundacional de la Unión de Periodistas Apocalípticos (UPA), que se organiza en Madrid. Allí interviene con un polémico y demoledor discurso, en el que augura el fin del periodismo escrito, que sitúa en torno a 2030, a la vez que denuncia que son los editores y los propios periodistas quienes están matando el periodismo. Después de ese congreso de la UPA, Nathan es interceptado por dos detectives salvajes (con un guiño literario a Roberto Bolaño y sus obras). Poco después, conocerá en su despacho de Madrid a Luis Rodríguez Billetero, presidente de Billetusa, un gran empresario procedente del mundo de la política y la banca, que se dedica a diversos negocios rentables, aunque dudosos, entre ellos el de conseguir subvenciones junto a otro grupo de empresarios, que presuntamente han desviado 21 millones de euros en el Plan Bahía de Cádiz Competitiva. Billetero ofrecerá a Nathan Zubiría el cargo de director de Comunicación del Año del Pecho, un evento universal que está planificando y que se celebrará en las sedes compartidas de Sevilla y Cádiz, lo que permitirá poner de acuerdo a estas dos ciudades, casi siempre enfrentadas. En los últimos capítulos, Nathan Zubiría intenta captar personal femenino para el Año del Pecho, mientras aporta sugerencias de programación. Todo ello da lugar a curiosos incidentes. También se verá envuelto en una lucha de poder entre hombres de empresa residentes en Madrid, que culmina con un secuestro y con la entrada de su valedor Billetero en la “famosa” prisión de Soto del Real. En paralelo, y alternando los capítulos, se narra la vida de Patricia Muñoz, en los meses que transcurren desde que deja la nota de despedida a Nathan hasta finales de julio de 2013. Por medio, esta periodista sevillana, que no está muy a gusto en Cádiz, volverá a su ciudad natal para participar en una despedida de casada inolvidable junto a 22 amigas con un final insospechado. O para pasar las vacaciones navideñas junto a su familia. O para reunirse con sus amigas de la infancia. Patricia, desde que se divorció, vive en Cádiz junto a su mejor amiga, Marina Gil, una ingeniera química y profesora de Universidad, soltera, que de vez en cuando escribe artículos sobre la caza de mujeres y la pesca de hombres, publicados en Mundo Emergente, una revista donde se aportan curiosas teorías. Marina la introducirá en las noches locas y en un mundo de infidelidades, donde Patricia no se sentirá a gusto. Los caminos que se bifurcaron tropiezan inesperadamente con los de su ex marido. También sufre una amarga experiencia, que la deja muy marcada. Todo ello desembocará en un final con matices que pueden parecer contradictorios.