Los padres de Max y Lilí han ido a cenar a casa de una amiga, o sea que tendrán que arreglárselas solos. Y todo marcha bien hasta que empiezan a oir unos ruidos extraños y se quedan muertos de miedo...Una historia que ayuda a comprender que el miedo es a menudo fruto de la imaginación y que es mejor reflexionar y actuar que dejarse llevar por el pánico.