La problematicidad del mundo actual no es sólo económica o política, sino cultural y religiosa, cosmovisional. Un masón y un filósofo intentan replantear este mundo problemático desde la masonería simbólica y desde la hermenéutica simbólica en un interesante diálogo que se sitúa entre la razón y el sentido. Tanto el masón como el filósofo tratan de asumir la problematicidad de nuestro mundo sin escamoteos ni escapismos, pensando que no es un accidente o eventualidad sino la constitución de la existencia. No podemos entonces proyectar una luz presuntamente pura por encima de la oscuridad, sino encender una luz tenue que ilumine nuestras tinieblas. Estas tinieblas expresan nuestra radical contingencia, siquiera abierta a una trascendencia asimismo problemática.