En su nuevo libro de cuentos Guillermo Fadanelli añade una punzante arista al mundo que ha venido retratando en su narrativa: el de los cínicos que resisten los peligros e infiernos de las grandes ciudades, hombres que saben abandonarse al llamado de los placeres, personajes cuya moral consiste en sobrevivir un día más al caos de la vida. El autor centra su mirada en las presencias femeninas que marcan el destino de los personajes a veces con saña, otras con la simple intervención de su trágica naturaleza: la millonaria que podría poseer dotes oraculares, la devoradora de hombres, la mujer indispensable cuyo recuerdo se va diluyendo a medida que uno se aleja de ella. Además de la potencia de estas confesiones vitales dictadas en unas cuantas líneas, resalta la visión que el narrador ha enarbolado como firma inconfundible de su obra, la frecuencia con que los personajes arremeten contra las ideas más pacatas del amor, el arte y la familia. Dinamitero y reflexivo, Fadanelli pasó de ser un apóstol del desencanto a un autor imprescindible que se salta las trancas de las buenas maneras. Por ello no extraña que críticos como Sergio González rodríguez subrayen su lucidez desmitificadora, así como 'la riqueza de sus logros literarios distantes de toda cortesanía y afán acomodaticio.'