La primera encíclica del papa Francisco tiene por título La luz de la fe, expresión con la que la tradición de la Iglesia ha denominado el inmenso don de Jesús, venido como luz al mundo según el evangelio de Juan. Estas consideraciones, escritas en el contexto del Año de la Fe y en continuidad con el Magisterio de la Iglesia, se suman a las encíclicas de Benedicto XVI sobre la caridad y la esperanza y recogen las aportaciones de ambos pontífices -Francisco y Benedicto- que, como sucesores de Pedro, están siempre llamados a confirmar a los hermanos en el inconmensurable tesoro de la fe con la que Dios ilumina el camino de todos los hombres. Con esta primera encíclica el papa Francisco quiere recuperar el carácter de luz propio de la fe, que posee la capacidad de iluminar y transformar toda la existencia del ser humano, y nos señala a todos a María, Madre de Dios, como imagen perfecta de la fe.