En las noches estrelladas de agosto, entre sonidos de ola y aromas de playa, dieciséis veranos después de una ausencia, una mujer habla a su hijo de seis años, retoma su vida pasada, cuando el pequeño era voz y movimiento, una mirada expresiva al repuntar la mañana, y al caer la tarde. Mas la vida ha seguido su curso, y el pequeño Lucas se ha vuelto canción, una memoria, se ha convertido en poema, es ya una historia
Pero, sobre todo, Lucas es una evidencia: el amor materno, como el ancho mar, es profundo, inagotable, infinitamente eterno. Una breve y delicada historia de amor, un monólogo íntimo y conmovedor, lleno de esperanza.