En Los últimos esclavos de Cuba se reconstruye, con lenguaje periodístico y tensión dramática, la peripecia de un juez que, en 1854, con una tenacidad extraordinaria, investigó el desembarco ilegal de varios centenares de niños africanos en Cuba. Enfrentándose en solitario a la red de complicidades entre las autoridades civiles y militares y los traficantes de esclavos, logró acumular pruebas sobre todas las fases de la operación: desde la compra del buque en Nueva York hasta la falsificación de la identidad de los africanos para ocultarlos en los ingenios. Los testimonios del capitán negrero y de algunos de los esclavos que transportaba convierten a este episodio en un caso excepcionalmente bien documentado, y hasta ahora inédito, de uno de los aspectos más infames de la historia de España en el siglo XIX.