Cuando Naly decide apuntarse al programa de familias de acogida en la universidad, lo último que espera es que el desorden ocupe su nueva vivienda. Los Bradley son de lo más peculiar. Con unos padres empresarios que pasan sus días de viaje, los tres hermanos idénticos han tirado la casa por la ventana. No solo por su edad, sino también por su personalidad; Hal, Edward y Welsey, son de lo más opuestos. Mientras Hal es totalmente coqueto, estúpido, mujeriego y engreído; su hermano Edward es la persona más misteriosa, callada y malhumorada que Naly ha podido conocer. Pero, en toda familia hay uno bueno: Welsey, el mayor de los trillizos es simpático, confidencial y buen amigo. El chico perfecto, ¿no? No obstante, su aspecto hace pensar que se acaba de escapar de una película de los años cuarenta. Naly, lejos de la oportunidad de irse, solo puede optar por solucionar la relación. ¿Podrá ayudar a lo hermanos a solucionar sus diferencias? Y, si no es así, ¿se dejará arrastrar? Una historia de amor en la que todas las direcciones parecerán igual de correctas. La perfecta descripción de la lucha de un amor dividido en tres partes. Porque, ¿qué hay mejor que vivir con un chico guapo? Vivir con tres.