Junto a las grandes batallas y la petite guerre, la lucha por el control de las ciudades es la tercera pieza que permite comprender el desarrollo militar de la Guerra de la Independencia. Soult lo expuso claramente en sus Memorias: Los españoles, que se batían mal en el campo abierto, defendían bien sus plazas. La resistencia de las ciudades, que muestra una cara de la lucha antifrancesa que a menudo ha sido relegada a un segundo plano, desconcertó a las tropas napoleónicas y alteró sus planes sobre la Península. A diferencia de lo sucedido en las campañas europeas, en la península ibérica los sitios se repitieron hasta convertirse en un elemento específico de la guerra en España, en la que la mayor implicación de la población acabó por trastornar la estrategia y la lógica general de la guerra. Dado que una parte importante del conflicto se libró, por tanto, en las ciudades, el papel de la resistencia urbana debe ser redimensionado y a ello espera contribuir este volumen colectivo, en el que especialistas españoles y europeos estudian el doble componente de la guerra de sitios, esto es, el combate físico que se libró en el terreno de la fuerza, de la habilidad y de la oportunidad, y el combate moral que atacaba el ánimo y la conciencia de los contendientes.