Mamá cabra y sus siete cabritillos vivían en una pequeña casa en el bosque. Un día, mamá cabra, llamó a sus pequeños y les dijo: “Voy a recolectar bayas. No abráis la puerta a nadie, a nadie os digo. Y recordad que el lobo se disfraza: pero si estáis atentos, lo reconoceréis por la voz y por las patas negras”.