El santo no es un oficio de unos cuantos elegidos ni una pieza de museo. La santidad es hoy y ha sido siempre como el tejido de la vida cristiana. El santo no es un superhombre, sino un hombre verdadero. La santidad es el reflejo de la imagen del único hombre que fue y es completamente hombre: Jesucristo. En este libro se contemplan trece figuras de santos que, en vez de ser trece cantos a la heroicidad humana, demuestran cómo la santidad no consiste en que el hombre da todo sino en el hecho de que el Señor toma todo.