Este libro inaugura una aventura intelectual con la que se pretende suplir la escasez de referencias teóricas sobre las imágenes en la Edad Media recurriendo a los principios estéticos que proporciona la teoría literaria, ya que los propios tratados de retórica se valían a menudo de comparaciones entre el discurso visual y el escrito. La obra acomete dos cuestiones diferenciadas: las relaciones entre las artes predicatorias y los programas figurativos de las catedrales góticas, que operan en los dos sentidos, y la comparación entre fórmulas tipificadas en las gramáticas y las poéticas latinas y vernáculas con la traducción visual de un tipo de texto literario, el discurso en verso, con la intención de definir un género visual específico, el de las imágenes en verso. Sin embargo, esta aproximación a la utilización de tropos y figuras textuales y visuales no sólo se presenta como mero ejercicio comparativo, sino también como una útil herramienta interpretativa. Adecuando la estructura al propio contenido, la materia se dispone siguiendo un esquema circular, de modo que la catedral de León o los Códices de las Historias de las Cantigas de Santa Maria constituyen los puntos de partida y de llegada de un viaje en el que se hará escala en catedrales góticas francesas, manuscritos iluminados desde el Salterio de Utrecht al de Blanca de Castilla o manufacturas en marfil desde cubiertas de libros carolingios hasta cajitas y valvas de espejo parisinos del siglo xiv.