Antes de abrazar la línea clara, Luis Alberto de Cuenca quiso acabar con el pasado de la tradición poética y, como el resto de los Novísimos, se regodeó en un esteticismo culturalista. Esa etapa hermética, de línea oscura, ya delataba, sin embargo, las obsesiones que han marcado el resto de su obra: el mundo grecolatino, la mitología germánica, la Edad Media, el desencanto amoroso, la pasión por la cultura pop
En este primer libro, Los Retratos, que inaugura la biblioteca donde irá recuperándose toda su obra, el Marqués de Sade se codea con Ennio, François Villon y Ezra Pound, y lleva del brazo a la cantante de gospel Mahalia Jackson, entre otros muchos nombres propios.