Tras la confusión voluntariamente practicada por los prerrafaelitas de lo antiguo con lo actual, del estilo refinado con el estilo popular, de lo excepcional con lo cotidiano, estaba la invitación a no considerar irreconciliables las categorías de lo moderno y lo bello, el apremio del día a día y la fascinación por lo raro e inusitado.