De niño no se comprende el lejano mundo de los adultos y una vez se ha crecido se olvida por completo qué significaba la vida vista desde los parámetros de la infancia. Sólo un gran escritor puede lograr la imposible tarea de meternos de nuevo en la piel de un niño y mostrarnos el mundo a través de sus ojos curiosos e inocentes. «Reunir en un volumen aquellos relatos míos, bien sean cuentos o capítulos de novela, en los que los niños juegan un papel importante papel ha sido para mí una tarea más bien placentera. Que ¿por qué? Sencillamente porque, como he dicho en otras ocasiones, el niño es un ser que encierra todo el candor y la gracia del mundo y tiene abiertas ante sí todas las puertas, esto es, está a tiempo de serlo todo en la vida.» Miguel Delibes, del prólogo