Desde que Hugo de Payns fundara en Jerusalén la orden de los templarios el año 1120, las órdenes militares creación original de la Cristiandad medievalse convirtieron en unas instituciones singulares que han concitado el interés de la sociedad a lo largo de los siglos. Fueron las únicas órdenes religiosas de la Iglesia a las que se permitió que sus monjes profesos empuñaran las armas y las mancharan con la sangre de los enemigos de la fe cristiana. Los monjes se convirtieron así en guerreros, en caballeros de Cristo para asegurar el dominio cristiano en Tierra Santa y después en las otras dos fronteras del Occidente medieval: las tierras orientales del imperio germánico y la Península Ibérica. En este último territorio, las instituciones de monjes-guerreros conocieron el mayor número de manifestaciones y una actividad militar prolongada hasta el final de los siglos medievales. Enrique Rodríguez-Picavea ofrece una visión rigurosa y completa de estas instituciones de monjes-guerreros en España y Portugal. Con una gran amenidad consigue sintetizar los frutos de su propia investigación y de los pequeños y grandes trabajos que hasta el día de hoy se han publicado. Este libro nos sumerge en la verdadera y apasionante realidad histórica de la Órdenes militares en los reinos hispánicos.