En este nuevo libro, el autor de El casino que nos gobierna. Trampas y juegos financieros a lo claro analiza la variada gama de instrumentos que los bancos y entidades financieras utilizan para presionar sobre los poderes políticos con el fin de mantener su privilegiada situación y evitar que se impongan medidas de control y regulación sobre los mercados y actividades financieras. Tanto en Estados Unidos como en la City de Londres, convertida en el gran lobby financiero de alcance mundial, o en Bruselas (donde los expertos son imprescindibles para la Comisión y el Parlamento Europeo en la elaboración de las directivas sobre asuntos financieros), estos lobbies utilizan su enorme influencia para resistir los intentos de regulación de las finanzas, alimentando una libertad en el terreno financiero que facilita la especulación y la delincuencia organizada. Lo mismo ocurre en países como Alemania, Francia o España, donde los bancos han utilizado sus fuertes contactos para impedir soluciones racionales y humanas frente al escándalo de las ejecuciones hipotecarias. Y mención especial merecen el IIF (Instituto de Finanzas Internacionales), la ISDA (Asociación Internacional de Derivados y Swaps) y el megabanco Goldman Sachs, cuya todopoderosa influencia realiza la obra de Dios. De esta forma, sobre los gobiernos y la tecnocracia internacional, se impone una trama mundial de organizaciones internacionales y megabancos, coordinadas y concertadas para la promoción y defensa del sistema financiero que les ha dado vida y del que se nutren. Al servicio de un modelo de finanzas sin control público, estos lobbies se dejan sentir como poderosos tentáculos invisibles que se adhieren con sus ventosas y atenazan a los centros de grandes decisiones políticas, condicionando o determinando las decisiones del poder público constituido democráticamente. Son los lobbies financieros, tentáculos del poder.