Obra que sigue siendo célebre entre historiadores y estudiosos de las letras y la cultura, después de más de cincuenta años de su edición en inglés, en 1949; en ella, el autor se preguntó qué leían los conquistadores, si es que leían. Y encontró que los guerreros conocían los libros de caballería andante, empezando por el Amadís de Gaula -citado, entre otros, por Bernal Díaz del Castillo- y las Sergas de Esplandián. Las hazañas de los conquistadores tienen mucho que ver con esas novelas que alentaron viajes y descubrimientos. Los conquistadores, sus hijos y nietos, los colonos y baquianos leían la Celestina y la novela picaresca, desde el Lazarillo de Tormes hasta Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, y sobre todo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, que tuvo un gran éxito desde 1605.