Entre 1798 y 1801 la Real Academia Española promovió por tres veces un concurso para premiar a la mejor tragedia que respetase las reglas clásicas, preferentemente sobre historia de España. Desde el País Vasco, donde había sido desterrado tras perder el favor del gobierno, el marino gaditano José Vargas Ponce (1760-1821) concursó con una pieza inspirada en un novedoso motivo del «ciclo asturiano», tan frecuentado por los dramaturgos neoclásicos: la instauración del tributo de las cien doncellas. El autor sitúa la acción en el reinado de Silo y dramatiza el conflicto entre la obediencia debida al rey y la obligación moral y patriótica de resistir al vasallaje al que el monarca se había sometido ante el emir Abderramán. Situándose en el estricto marco clasicista, se plantea una compleja reflexión sobre el poder y la libertad, en la que destaca el poderoso personaje femenino de Toda. La Academia dejó desierto el premio tras tres intentos, a todos los cuales concurrió Vargas Ponce, sometiendo su obra a profundas reescrituras para intentar remediar los reparos estilísticos que había recibido. Editamos por vez primera esta tragedia, que hay que sumar al acervo del teatro neoclásico español, cotejando las tres versiones presentadas a concurso, además de los manuscritos previos e intermedios conservados, con un estudio de sus numerosos problemas textuales y de su sentido e intención política.