Este libro desvela una página oculta de la historia de la Segunda Guerra Mundial y uno de los secretos más celosamente guardados de la guerra fría. El ejército japonés llevó a cabo un gigantesco saqueo de las riquezas de los países ocupados, que fueron atesoradas en lugares secretos. Unas riquezas que desaparecieron al término de la contienda, cuando los norteamericanos incluyeron en el tratado de paz un artículo que liberaba a los japoneses de pagar indemnizaciones por sus saqueos y destrucciones o por el trabajo esclavo de los prisioneros de guerra, alegando que no estaban en condiciones de hacerlo. A cambio los ocupantes participaron en los beneficios del botín de guerra, reuniendo sumas considerables que nunca fueron declaradas públicamente y que sirvieron para costear las operaciones encubiertas de la guerra fría, desde financiar elecciones a contratar asesinos. La trama de corrupción y de crimen revelada en este libro es tan escandalosa que parecería novelesca, si los autores no nos ofrecieran una amplia documentación para verificarla.