«Este libro se escribió como protesta contra el olvido, como un grito de amor por esta raza de extraños que han vivido entre nosotros durante siglos pero que siempre se han mantenido aparte.» Con estas palabras, que constituyen toda una declaración de intenciones, nos introduce Jan Yoors en su obra Los gitanos. A los doce años, Yoors abandonó el hogar de su familia para unirse a una kumpania de romaníes, atraído por la vida al aire libre y la libertad de que gozaban. Con ellos descubrió un mundo tan distinto del que había conocido y del que tenía tanto que aprender, que repitió la experiencia en varias ocasiones a lo largo de su adolescencia y primera juventud. Los gitanos es el relato de esta experiencia personal. En sus páginas, Yoors nos desvela todos los aspectos de la vida cotidiana de sus amigos los gitanos, incluso aquellos rasgos más refractarios a la comprensión de antropólogos y sociólogos, y también del ciudadano común. Con él descubrimos el concepto de familia, los modos de subsistencia, las creencias, los códigos de conducta y el sentido del honor de este pueblo nómada que continúa viviendo entre nosotros. El libro nos acerca a una cultura empeñada en persistir, que ha resistido todos los embates naturales y todas las tentativas de ahuyentarla o de borrarla de la faz de la Tierra.