Se suele atribuir a André Malraux la tajante aseveración de que «el Siglo XXI será religioso o no será»; podríamos decir que, más de medio siglo después, muchos se empeñan en darle la razón (y no hace falta dar nombres, pues están en la mente de todos). Este libro tiene la virtud de descubrirnos un mundo maravilloso surgido de la fértil imaginación de los seres humanos; el de la miríada de deidades, a cada cual más increíble, que son o han sido objeto de adoración.