A principios del siglo XX, la búsqueda de nuevos recursos creativos más directos y espontáneos, para desmarcarse de los postulados del XIX, da como resultado la acogida del dibujo infantil como modelo. La más que famosa frase de Picasso: " cuando tenía la edad de esos niños podía dibujar como Rafael. Sólo después de muchos años he podido dibujar como estos niños " , es buen ejemplo de esto. Aunque ya Paul Gauguin había escrito: " Solo quiero hacer un arte simple; para ello necesito volverme a sumergir en la naturaleza virgen, ver únicamente a los salvajes, vivir su vida sin otra preocupación que la de reproducir, tal como lo haría un niño, las concepciones de mi mente con la única ayuda de los medios del arte primitivos, los únicos buenos, los únicos verdaderos " . Pero no es el motivo de este libro estudiar las similitudes o diferencias entre el arte infantil y el arte adulto, cuestión que no llevaría a ninguna parte pues las motivaciones de ambos, niños y adultos, son bien distintas. El niño no es, en absoluto, un artista lo que no quiere decir que sus creaciones estén desprovistas de expresividad y belleza. El niño es, ante todo, un niño; un ser que busca su identidad psico-física y que atraviesa unas etapas de crecimiento semejantes a las de una planta que germina y crece. Este libro, en definitiva, estudia el dibujo del niño hasta los 7 años, aunque centra su interés en los 4 primeros y, muy especialmente en el año que trascurre de los 3 a los 4 años, el momento más intenso y en el que tienen lugar las experiencias y descubrimientos infantiles más determinantes de su desarrollo, como son los procesos de simbolización, la manifestación más genuina de la emergencia de su Yo y del nacimiento de su inteligencia. El libro termina con el estudio de la representación de la Figura Humana.