Antonio Lucas, que ahora tiene 38 años, es poeta que se inició joven y que lleva tiempo —y libros— haciendo buen camino. Pero Los desengaños, premio Loewe, es ciertamente más. El poeta, entrando con decisión en la madurez —que no es fácil— ha comprendido que el mundo no está bien hecho y que lo vivo destila venenos, a menudo. Pero la buena poesía es la felicidad del lenguaje. Y lo que este libro nos da, sin cicatería, es una poética del dolor, del daño mundano, y de la gloria efímera de los instantes, en un lenguaje de vahos irracionalistas con contundencias de aforismo. Que junta la pasión, el temblor y el quejido. Un lenguaje límpido, sentencioso y plural de aromas e imágenes, para decir que la vida no es buena ni sagrada, pero que la poesía —cumplida— es una salvación y una acusación, al mismo tiempo. Libro de ardor y verdad, de ira serena y de lenguaje alto, con Los desengaños, Antonio Lucas acierta de pleno e inicia la senda del buen poeta maduro. Lenguaje noble y fondo rebelde: gran poesía de ahora mismo. LUIS ANTONIO DE VILLENA