Fiel a su misión de revitalizar con frescura y calidad literaria el panorama de las letras, la editorial Izana acaba de reeditar la excelente novela del burgalés Moisés Pascual Pozas, Los descendientes del musgo. En sus páginas, el escritor confecciona con léxico preciso una tela de araña en la que conviven la rudeza del mundo rural castellano, y una realidad superpuesta de tintes poéticos que va impregnando las palabras como una lluvia silenciosa, y que termina por mitificar la narración. En la novela encontramos ya los temas y obsesiones fundamentales de Pascual Pozas, entre los que se destaca “el viaje” hacia una tierra de felicidad utópica e inalcanzable; “tierra negra, fértil, muy fértil”, asegura uno de los personajes de la novela, que se ubica “más allá todavía (…) donde da la vuelta el mar, más allᔠ(pp. 103-104). Las voces narrativas se entrelazan en un claroscuro que trasciende los límites de la novela regionalista y le da un sentido universal. Los descendientes del musgo atrapa con su lograda atmósfera de frío, memoria y esperanza y, como toda obra de alto valor literario, consigue que el lector se deje engullir con placer por el texto gracias a la fuerza hipnótica de su construcción narrativa, y la impresión de familiaridad- de haber compartido con los personajes parte de su pasado y de su tierra helada- que despierta en todos los que se acercan a él. Tanto es así que se debería de incluir una advertencia en las primeras páginas: Precaución: leer con guantes y abrigo. OSCAR BAZÁN