El narrador de esta historia es un completo desconocido para el lector: no sabemos cómo se llama ni qué aspecto tiene, solo que trabaja en una tienda de antigüedades, la Furacocoya, que le gusta dormir hasta tarde y que tiene aversión al trabajo. A través de sus ojos nos colaremos en el pequeño mundo que le rodea, un mundo dibujado con desapego y humor: los sorprendentes atajos de Yuko, la pasión por el sumo de Françoise, el proyecto de fin de carrera de Asako, los secretos de Mizue… Y, sin embargo, bajo su indiferente mirada cada pequeño detalle vibra y cobra vida propia convirtiéndose en una aventura fascinante, en un misterio intrínseco. Una novela que comienza en Tokio y termina en un París impregnado de una extraña magia, como polvo de oro en una taza de té verde. Una colección de cuentos exquisitos, no exentos de crítica social y escritos con mucho humor. Una novela sobre el mundo y la sociedad actual contemplada con nostalgia desde los ojos de la juventud.