El mito es una herramienta poderosa: la razón requiere tiempo, atención, educación o un método; sin embargo, el mito requiere poco o nada de esfuerzo para que quede grabado en nuestro recuerdo y fijado como símbolo de nuestra cultura. Recurre a la imaginación, juega con la sensibilidad, se transmite con sencillez y eficacia; por eso es el vehículo ideal para la propagación de lo que se considera universal. Si bien, también es un arma formidable en manos de los demagogos. De esta manera tan ambivalente es como el mito estructura nuestra cultura. Desde Sísifo al Che Guevara pasando por el «eterno retorno» o la Mona Lisa, Batman o Papá Noel, en esta obra se analizan 100 mitos del pasado y el presente, tanto por lo que revelan como por lo que nos ocultan.