Ni gacetillera ni reportera, la subjetividad con que se aplica la autora a mirar en torno suyo le permite hacer propios los rincones que la cobijan en Londres. En 2014-2015 Gran Bretaña rememora su experiencia bélica en la Primera Guerra Mundial. Para cualquier observador ajeno a la cultura nacional, la capital, Londres, se engalana de amapolas rojas, flores que son el símbolo de la sangre vertida por los combatientes en aquella guerra. El título de este libro alude precisamente a esta particular manifestación de la memoria compartida.