En 2011 se han cumplido 10 años de que nos dejara Miguel Gila, uno de los más grandes humoristas de todos los tiempos. ¿Quién no recuerda su imagen en blanco y negro, siempre con un teléfono en la mano? El cable retorcido de aquel teléfono negro es el hilo que cose las páginas de este libro, en el que cobran nueva vida sus mejores monólogos: La factura del colegio, Las broncas de la señora. El ataque del enemigo,. La subida del paro. Un médico que no cura. Un mendigo que no come. Problemas, Absurdos. ¿Quién no querría levantar un teléfono y que todo se solucionase en una llamada? Parece imposible, pero no lo es. No del todo. El teléfono de Gila no era una varita mágica para resolver entuertos, pero si, desde luego, para responder con sorna a las muecas de la vida.