La utopía es el espacio natural de la comedia política. En el «país de la risa» todo está permitido y la carcajada se erige en un fin en sí mismo: un «mundo al revés» donde lo trascendente se vuelve fútil y lo absurdo trascendente, donde los hijos pegan a sus padres o las mujeres, hartas de unos hombres que derrochan los dineros en hacer la guerra, toman la Acrópolis y convocan una huelga de sexo. Las situaciones inesperadas o el contraste entre fantasía y realidad constituyen mecanismos recurrentes en las comedias de Aristófanes: no se desprecia ningún chiste, se da la bienvenida a cualquier recurso con tal de hacer disfrutar a un público carente de nuestros prejuicios o escrúpulos morales. La jarana proporcio¬na una catártica evasión y posee un efecto apotropaico contra toda tribulación. Hay bromas para todos los gustos, para todas las capas sociales o generacionales: analfabetos e intelectuales, niños y ancianos comparten un mismo espacio de diversión. Haciéndose cargo de tales supuestos acerca de la comedia política, esta edición de Lisístrata y Las nubes, preparada por Francisco Miguel del Rincón, nos presenta una traducción fresca, en el doble sentido de la expresión, de las dos comedias más representativas de Aristófanes, acompañada de una rigurosa introducción y de dos apéndices, uno sobre la vida del comediógrafo griego, el otro sobre los numerosos nombres propios que aparecen en los textos.