Ya conocemos a nuestro protagonista, el detestable y solitario Lincoln, que había hecho un encuentro decisivo errando por las carreteras del Lejano Oeste americano
Dios en persona. El todopoderoso, anciano bajito con sombrero mejicano, había emprendido entonces la difícil tarea de reconvertir a nuestro antipático héroe en un justiciero bueno y feliz. Gracias a un pacto de inmortalidad entre Lincoln y Dios, se puso entonces en marcha un extraño equipo lleno de humor y cinismo. Después de sus aventuras en las praderas de EE.UU. y de su estancia en la gran ciudad, este tomo 3 nos transporta de nuevo a un inesperado escenario. La revolución mejicana acogerá a Lincoln con los brazos abiertos. Sus revolucionarios, su pueblo oprimido, sus lugartenientes corruptos y sus militares desbordados serán los nuevos compañeros de juego de nuestro vaquero. Obviamente, Dios nunca está muy lejos y sigue empeñado en inducir a Lincoln a repartir felicidad, tanto como Lincoln sigue empeñado en repartir leches, o el Diablo en meter cizaña. Y para colmo, le bella revolucionaria mejicana Paloma siempre está en medio del camino. Un nuevo tomo del western más atípico que existe en viñetas. Si bien Lincoln sigue igual de huraño, lo vemos evolucionar con el paso de las historias. Eso sí, sigue imposible adivinar por donde nos va a salir. ¡Una suerte! Parece que la familia Jouvray nos reserva todavía muchas aventuras alocadas y un buen puñado de risas por tomos. De nuevo tenemos colaboraciones exclusivas para nuestra edición española. Esta vez son a cargo de Pau, Kokor, Gabriel Hernández, José Luis Ágreda y Bouzard.