Las piedras pueden curar. Sin embargo, también pueden producir el efecto contrario provocando que una persona enferme. Una piedra que cura puede procesar la información de la enfermedad y transmitirla al siguiente usuario. Por este motivo es importante que las piedras que son utilizadas para la curación o que son llevadas durante un largo periodo de tiempo encima, se limpien siempre muy bien. Las piedras pueden transmitirnos fuerza, aunque también pueden perder esa fuerza. Por ello, deben ser recargadas continuamente.